La Autoridad Portuaria de Bilbao ha convocado el procedimiento público para la enajenación de la parcela y conjunto edificatorio del Palacio Olabarri de Bilbao por el procedimiento de subasta, con un precio de salida de 10.470.798,82 euros, impuestos excluidos. El plazo de presentación de ofertas mediante sobre cerrado finalizará el 28 de abril.
La oferta que se alce con el inmueble deberá ajustar cualquier posterior intervención edificatoria, de rehabilitación, reforma y acondicionamiento al nivel de protección patrimonial y arquitectónica que requiere este singular edificio. Adicionalmente, toda intervención y actuación en el interior del inmueble deberá conservar los elementos obrantes que resultan de especial valor histórico o patrimonial.
La histórica sede de la Autoridad Portuaria se ubica en una parcela dotada de una superficie aproximada de 2.000 metros cuadrados y con una superficie construida de unos 4.200 metros cuadrados. Está compuesta por dos cuerpos edificatorios adosados y unidos entre sí, el palacete de Campo Volantín nº 37 y el edificio funcional adosado al mismo de Huertas de la Villa nº 35. Actualmente, este complejo edificatorio tiene un uso residual por parte de la Autoridad Portuaria, dado que la totalidad de su plantilla se trasladó, hace algunos años, a las nuevas oficinas ubicadas en el Abra Exterior, en la zona de Santurtzi, donde se concentra la mayor parte de la actividad del Puerto de Bilbao.
126 años de historia
En 1894, el arquitecto Julián de Zubizarreta proyectó la residencia del matrimonio José María de Olabarri y Massino, y Manuela Zubiria e Ybarra,
en un punto emblemático del Paseo del Campo Volantín. Las obras de este “hotel” -término de origen francés que fue empleado con frecuencia en las casas construidas en el último tercio del siglo XIX- finalizaron en abril de 1897 y a ella se trasladó la familia Olabarri. Hoy en día es una de las pocas construcciones residenciales que subsisten en el Paseo del Campo Volantín.
Tras la guerra civil, el Instituto Británico se asentó en el inmueble hasta que en 1952 lo adquirió la Autoridad Portuaria (Junta de Obras del Puerto en aquella época) y procedió a su ampliación de la mano de dos de los arquitectos más prestigiosos de Bilbao de aquellos años, Manuel Galíndez y su sobrino José María Chapa Galíndez.